martes, 12 de mayo de 2009

Una flor para el poeta


Nunca la muerte es una buena noticia pero no me apetece escribir nada triste por la muerte de un poeta. Antonio Vega debió sentirse el protagonista de una muerte anunciada y para ello nos dejó versos y notas llenos de vida. Y mi pequeño homenaje va en ese sentido, centrándome en todas las buenas vibraciones que transmitían sus poemas musicados que eran capaces de trascender a su aspecto y frágil voz. Gracias señor Vega por su legado.



La Hora Del Crepúsculo
Quise compartir todo lo que vi
cuando el crepúsculo nos sorprendió
a la soledad y a mí.
Barcas que mecéis el atardecer,
con la cadencia de vuestro vaivén soñé la paz que hallé.
Dormidos en el abrazo de la Tierra mi vida y yo,
y en la consulta al infinito un camino recto hacia la luz.
Pasajeras del cielo despereza del batir remolón de alas, ¡dad la señal!
Verterán los ríos agua dulce al mar.
El crepúsculo anunciará un nacimiento más.
Eco que antes fue voz de humano ser oscureció
y así llegó hasta mí un canto de mujer.
Entonces comprendí que siempre estuvo aquí
la melodía de las rocas y el mar, soplo crepuscular.
Soñando con el abrazo de la tierra, dormido en él.
Yendo y viniendo entre mi mundo y el otro que de todos es.
Pasajeras del cielo desafiad a quien dude que esta es una historia real.
Fue pasando el tiempo, aprendí a esperar.
Hay crepúsculos que nunca nos sorprenderán.