Los urbanitas de nacimiento necesitamos aires purificadores.
Yo los he encontrado a una horita de Madrid pero no se lo digáis a nadie.
Yo los he encontrado a una horita de Madrid pero no se lo digáis a nadie.
Pinos, encinas, olivos, algún níscalo, miles de bolos de granito y una cigüeña que casi me mata del susto mientras ella bebía agua tranquilamente en el río.
Lo prometido es deuda, Irre.
Lo prometido es deuda, Irre.
Una delicia.