martes, 6 de abril de 2010

Mi Gran Vía



Yo trabajaba en la calle Desengaño (no es un metáfora), entre Ballesta y Barco.

En la trastienda de la Gran Vía viví durante siete años, de ocho a cinco, de lunes a viernes. Doña Manolita, la portera con su hija y su yerno siempre vestidos de chándal; Celia la estanquera viuda, los mancebos de de la droguería Riesgo con sus ojeras y su batines blancos; Perico de Casa Perico y sus fabulosas comidas; la Puri, una vieja puta que no fallaba a su cita diaria; el farmacéutico y su mirada, los trabajadores de Telefónica antes de las contratas de las contratas: el Chelu y su ley de la taberna (paga el que está dentro), Martín y sus desvaríos mujeriegos; la familia que llevaba Total Percusión, los trabajadores de Canal Plus y las chicas de Zara en el desayuno, desconocidos buscando sexo, algún famoso saliendo de la Ser, compras en Sepu donde nunca encontrabas nada de lo que hacía falta.

Se celebran cien años de Gran Vía, uno de los escenarios de mi vida, quizá de mis días más felices.

7 comentarios:

Belén dijo...

El otro día vi un reportaje de la Gran Vía de Madrid... ¿tu sabías que en ese edificio, arriba vive el portero?

Pedazo terraza tenía el tio jajajajajaj

Besicos

Carlos Añejo dijo...

7 años son casi un 10% de la vida que tiene la Gran Vía.

¡Ahí es ná!

marisa bop dijo...

La portera de donde yo trabajaba también vivía en el ático y no veas como molaba el mar de tejados del Madrid más chulo que nos queda.
Y encima, paralelo a las terrazas de la SER, donde en primavera entrevistan al aire libre a un montón de gente curiosa.

Un besico, maña.

marisa bop dijo...

Pues sí, Naufrago, yo es que me estoy dando cuenta casi en la cuarentena de que soy de ciclos largos. Lo que los demás viven en tres meses a mí me dura un año. De todos modos, me has agobiado un poco con el comentario ;-)

Otro beso pa' ti.

Mariano Zurdo dijo...

Mi historia con la Gran Vía va ligada a largos y lentos paseos en los que me djo adelantar por la marea humana.
Soy así de rarito.

Odiseo de Saturnalia dijo...

Pues así, a lo pronto, leyéndote tanto personaje... oye... y por qué no en vez de retocar... pues eso...

Besos.

Jorge Arbenz dijo...

La Gran Vía es un placer para los que venimos de provincias, además de un buen lugar para pasar años felices y, desde luego, recordarlos después.

PS: Yo también paseo dejando que la gente me adelante; la rareza no conoce banderas ni autonomías.