La retocadora de palabras
martes, 6 de abril de 2010
Mi Gran Vía
martes, 10 de noviembre de 2009
El sitio de mi recreo
Yo los he encontrado a una horita de Madrid pero no se lo digáis a nadie.
Lo prometido es deuda, Irre.
viernes, 6 de noviembre de 2009
Metroexperiencias
Habitualmente, cuando leo novelas (es lo que más leo), procuro ponerme en la piel de los protagonistas e intento vivir con la misma intensidad que ellos lo que el autor va narrado. Los aires difíciles me han dejado extenuada emocionalmente y Bolaño me ha dejado el cuerpo molido. Me encanta esa sensación.
Como iba diciendo (que se me va el hilo) esta mañana comencé involutariamente a devorar el folleto publicitario. De repente caí en que no tenía pantalla de plasma, ni licuadora, ni freidora, ni sandwichera, ni robot de cocina que me los buenos días. Mi móvil es antediluviano (aunque me sigue permitiendo lo que quiero, vaya, hablar por teléfono), no tengo PSP, ni Wii, ni cámara para grabar vídeos, ni e-book... Por un momento me he sentido un ser muy pobre y desdichado. ¿Serán esos aparatos lo que me falta para una vida perfecta?
Menos mal que, una vez llegada al zulo laboral, las aguas ha vuelto a su cauce. Tampoco hoy recuerdo el camino que me ha llevado hasta allí pero he salido por las puertas de Urende sin caer en la tentación. Tampoco hoy iré al centro comercial. Necesito empezar de nuevo un buen libro.
lunes, 26 de octubre de 2009
Amor fraternal
Rosa trabaja de manceba en una recóndita farmacia de barrio, siempre entre barrotes, temerosa de la llegada de algún delincuente con ganas de tomar drogas de las que necesitan receta. Ella, de aspecto, es poca cosa. Apenas 30 años y 50 kilos, morena y con aspecto mojigato. Cuando cierra a mediodía la farmacia sube a su casa y come con sus ancianos padres y descansa un rato en el sofá. A las cuatro tiene que ir, como todos los días, a recoger a su hermano que viene en el autobús de ruta desde el colegio “especial”.
Siempre la veo a las cuatro menos cinco, haga sol, llueva, haga viento o no haga. Nunca falla a su cita. Él baja del bus con ayuda de la auxiliar y Rosa lo sienta en la silla de ruedas, le de un beso y juntos van por la calle abajo ambos con la mirada perdida.
Esta escena la he visto cientos de veces a lo largo de estos años pero hace unos días fue distinta. El viento arreciaba fuerte y yo llegaba justo cuando él baja del autobús. Rosa empujó con fuerza la silla de ruedas y los dos salieron despedidos calle abajo. Yo me asusté hasta que ví como los dos, por primera vez desde que los conozco, reían sin poder parar tirados y abrazados en el suelo.
No sé expresar exactamente lo que sentí pero sí supe reconocer lo que es el amor fraternal, la entrega y el sacrificio incondicional.
viernes, 9 de octubre de 2009
Corderos con piel de lobo
El problema se planteará cuando muera el oso. Cualquiera es el bonito que mete a un oso por los túneles de Rafah.
martes, 6 de octubre de 2009
Buscando asideros.
martes, 1 de septiembre de 2009
Vivir de espaldas
Lo llevaré como una hermosa penitencia, acudiré a misa para que el sacerdote me expíe de culpas. No será difícil, me lo dirá de espaldas. Tiene miedo que le contagie mis deseos de justicia social, mis deseos sexuales o quizá la gripe.
Ego te absolvo a peccatis tuis in nomine patris et filii et spiritus sancti…